Durante cuatro semanas hemos tenido en clase una incubadora con cuatro huevos de gallina en su interior.
Para que los pollitos pudieran nacer teníamos que echar agua en el fondo de la incubadora. También teníamos que mantener la temperatura de la incubadora a 38º Centígrados porque tenían que estar calentitos.
Al cabo de tres semanas, empezamos a oír piar a los pollitos que se encontraban dentro de cada uno de sus huevos. Después, comenzaron a aparecer unas grietas en las cáscaras de dos huevos. Eran dos pollitos los que estaban agrietando los huevos porque querían salir al exterior. Les pusimos agua fresca y miguitas de pan.
Los otros dos pollitos no consiguieron nacer y con la ayuda de Asun, nuestra profesora de música, los abrimos para ver si estaban vivos. Desgraciadamente estaban muertos, los cogimos y los observamos. ¡Qué pena sentimos! Fuimos al mariposario y los enterramos bajo una roca.
Estuvimos cuidando de los pollitos Kiwi y Puchi durante cinco días, y el viernes Asun se los llevó a su casa.
Hoy los hemos extrañado mucho, probablemente la profesora de música los traiga dentro de unos dos meses para verlos cómo han crecido.
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